Super Mario Sunshine, la víctima de un cambio de paradigma
Super Mario Sunshine (Nintendo, 2002) es el primo rarito de los juegos de Mario, la oveja negra de la familia. Es el Super Mario en el que llevas pistola y JetPack, y que tiene la dificilísima papeleta de existir entre Mario 64 y Mario Galaxy.
Pero ¿Que hace que Sunshine sea tan diferente de sus hermanos? Verás, los juegos de Mario van de saltar y están construidos alrededor de este concepto, pero incluso el primer Mario Bros (NES) tiene algunas trazas de exploración (escondidos por el escenario hay caminos secretos, tuberías que esconden entradas, bloques ocultos e invisibles esperando a que los descubras, como no, saltando).
Esta faceta exploratoria, en un principio subeditada a la mecánica de saltar, pero poco a poco en cada secuela, fue ganando en importancia (de esta tendencia surgió el mapa de selección de niveles, cánon desde Mario Bros 3). Juego tras juego Mario Bros era cada vez menos cuestión de saltar obstáculos, y más curiosear y descubrir… y entonces, llegó Mario 64.
El paso a las 3D supuso una apertura a la exploración hasta entonces impensable, pues las posibilidades que ofrecían los mundos tridimensionales eran increíbles. Así que Mario 64 cumplió con su cometido y el equilibrio entre saltar y explorar por primera vez se inclinó, aunque muy tímidamente, hacia este segundo concepto.
Super Mario Sunshine se siente “poco Mario” porque es la consolidación de esta tendencia. Es el Mario en el saltar se subedita a la exploración.
El salto, por su puesto está ahí. Sunshine continúa siendo un plataformas, pero la exigencia y la precisión se reducen en favor del disfrute por curiosear y descubrir secretos y sorpresas mientras haces el saltimbanqui.
Al contrario que en sus predecesores el universo de Super Mario Sunshine no ha sido construido específicamente para saltar, si no para moverte por él con la ayuda de una navegación mucho más variada y compleja gracias, sobretodo, al Aquack, que tiene el propósito de extender la maniobrabilidad del fontanero: El propulsor de flotación te permite recorrer más distancia en el aire y da cierto nivel de capacidad de corregir un salto errado y evitando algunas caídas, y el cohete de agua te permite ascender muy deprisa, dando verticalidad al movimiento, permitiendo incluso alcanzar zonas inaccesibles sólo con el salto.
Y luego tenemos el disparo de agua, que no sólo sirve como arma si no que cobra especial importancia como activador de eventos. Rociar de agua esto o aquello hace que pasen cosas, activa secuencias y descubre secretos; vamos, que enriquece la interacción con el mundo y por ende, a la hora de explorar.
Son muchos los fans del fontanero que desprecian Super Mario Sunshine y lo tildan como el peor título de la saga, y quizá tengan razón, o quizá no; pero lo que es innegable es que Sunshine es diferente a sus hermanos y precisamente eso es lo que lo hace interesante.
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