La Fuerza del Narrador en Thomas Was Alone
La forma en la que Thomas was Alone (Mike Bithell Games, 2103) usa la figura del Narrador es digna de estudio. En un medio como el videojuego, en el que tú (el jugador) eres el protagonista activo, implementar una voz narrando lo que sucede fácilmente puede provocar la sensación de que te están diciendo lo que debes pensar, sentir y hacer, es decir, la sensación de que ya no eres tan protagonista como pensabas.
Eso no sucede en Thomas Was Alone, de hecho, el narrador es lo que eleva a este título de “juego del montón” a “obra maestra”. Para los que no lo conozcáis debéis saber que los siete protagonistas de este titulo son sólo cuadrados y rectángulos de colores, planos, sin animaciones ni voz, que por no poder, no pueden ni comunicarse entre ellos. Y aún así cada uno tiene su propia personalidad: Thomas es un cuadrado rojo curioso y valiente; Chris es un cínico y ácido cuadrado naranja que desprecia a todo el mundo; John es un presumido rectángulo de color amarillo; Claire, la enorme cuadrado azul, adquiere complejo de super-heroína al descubrir que sabe nadar; Laura, es una rectángulo apaisado de color rosa, vergonzosa y llena de inseguridades; James, es un rectángulo verde que ve el mundo del revés; y finalmente está Sarah, la vanidosa rectángulo morado con aires de grandeza.
Seguro que te estás preguntando: ¿cómo puede un cuadrado ser curioso?, ¿cómo puede faltarle autoestima a un rectángulo? El mérito de tal azaña es Danny Wallace, el famoso cómico inglés que ejerce de narrador durante el juego; la voz que nos va relatando los pensamientos, anhelos y dudas de cada uno de nuestros pixelados protagonistas, y con tal habilidad que consigue que nos creamos que realmente están vivos.
Cuando una voz en off consigue hacernos sentir más empatía por un inexpresivo rectángulo que la que hemos sentido por personajes de gráficos hiperrealistas y con voz propia, te das cuenta de que estás ante un juego realmente excepcional.
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