E3 2017: The Last Night y la polémica del feminismo extremo

"El juego tiene lugar en un mundo en el que ha triunfado el feminismo moderno y no el igualitarismo” con esta sencilla declaración de su creador (Tim Soret), The Last Night (Odd Tales, 2018) ya es fuente de polémica.

A día de hoy el feminismo es un tema importante, sensible y beligerante a partes iguales. Es muy difícil debatir sobre ello sin que nadie se sienta atacado y pierda los nervios, lo que lleva a radicalizar posturas. El resultado es que entenderse es casi una odisea, porque demasiadas veces cuando te pronuncias sobre el feminismo se confrontan argumentaciones sobre género con otras que hablan de sexo… y no es lo mismo. 

De hecho cuando hablamos de género en los videojuegos pocas veces lo hacemos con propiedad. Hablamos de las mujeres, de como visten, del rol que asumen en los juegos, de los problemas que tienen las mujeres en la industria, de si hay pocos personajes femeninos… nada de esto es el género.

El género no es cuestión de sexo si no de identidad, una identidad cultural y socialmente construida que te dice “qué es ser hombre y qué es ser mujer”, “cómo es un hombre y cómo es una mujer”, y lo más peligroso “cómo debe comportarse un hombre y como debe comportarse una mujer”. Los videojuegos forman parte de esa cultura social a la que le cuesta avanzar y cambiar, a la que le cuesta entender que la identidad de género evoluciona a marchas forzadas y que lo que estaba socialmente aceptado hace 20 años hoy en día puede ser ofensivo. 

Somos muchos/as los que (hombres y mujeres), como tú, defendemos que hay que situar a la identidad femenina en el lugar que socialmente merece; y unos pocos menos que esto no va de igualdad, si no de equivalencia. Los dos géneros (en lo que a identidad se refiere) no son iguales ni deben intentar serlo, si no que tienen que ser tratados de forma equivalente, con justicia, equidad y paridad.

Por ese motivo, y a pesar de que demasiada gente ya se ha lanzado al cuello de Tim Soret por el hecho de plantear la idea de, usando sus propias palabras, “mostrar los peligros del progresismo extremo en el transfondo del juego, los personajes y la historia”, no sabemos cual es el mensaje final que quiere transmitir. Un mensaje que fácilmente puede usar la línea de pensamiento del feminismo extremo que quiere erradicar los géneros, como denuncia metafórica de un machismo extremo, o de un racismo antisemítico, o de una homofobia que, desgraciadamente, aun se vive en demasiados lugares del planeta. 

Sin duda un juego que tiene como objetivo (en declaraciones del propio Soret) abordar temas como la Eugenesia la desigualdad demográfica, el reparto de poder y el feminismo, merece, por lo valiente, que le demos el beneficio de la duda, ¿No crees?