Omikron: The Nomad Soul, más allá de La Cuarta Pared

Son muchos los juegos que, de una forma u otra usan el recurso de romper La Cuarta Pared para sorprender al jugador e involucrarlo en la trama. Sin embargo no soy capaz de recordad ningún juego que consiga lo que hace Omikron: The Nomad Soul (Quantic Dream, 1999), que la derriba a mazazos, haciendo más que simplemente convertir al jugador en el protagonista directo del juego.

[SPOILER ALERT] Empezar una nueva partida en Omikron es mucho más que comenzar a jugar. Apretar el botón Start implica, a través de nuestra Dreamcast (o PC), abrir un portal hacia otra dimensión a la que te ves abocado sin remedio. Allí te espera un policía llamado Kay’l que necesita tu ayuda para resolver un crimen que se va complicando y crece en escala hasta desvelar una trama mucho más compleja que amenaza al mundo de Omikron.

Si, lo has entendido bien, tú, el jugador cuya alma ha sido convocada a otro mundo mediante el videojuego que has cargado en la consola, eres el verdadero protagonista del juego, Kay’l sólo es un personaje, un cascarón, al que controlas.

Pero eso no es todo, porque avanzando en la trama y explorando el mundo de Omikron, comienzas a vislumbrar la historia que subyace en el juego y que no sólo te involucra a tí, descubres que Omikron: The Nomad Soul, el videojuego que te compraste en la tienda y al que estás jugando en ese momento, es en realidad una trampa interdimensional creada por un ente maligno para atraer almas de otros mundos y alimentarse de ellas para aumentar su poder.

Adelantadísimo a su tiempo, Omikron destroza La Cuarta Pared… y la pared que te encuentras después de La Cuarta Pared. Y no contento con meterte a tí, jugador, dentro del juego, consigue que lo que sucede en el mundo digital de Omikron:The Nomad Soul deje de ser ficción y forme parte de nuestra realidad. Brillante.

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